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25.8.07

Tras la 'carta blanca' que Uribe le dio a Chávez para que hiciera lo posible por negociar el intercambio humanitario con las FARC, lo que se ha sucitado no es ni más ni menos que la muestra de que ni a la gente "bien" ni a la gente poderosa de este país les importan un carajo los secuestrados:
"Hola Julito. A mi me parece horrible que a este mico con traje de Chávez se le den esos poderes. Ahora va a sacar esa excusa para invadir a Colombia y estos fantoches de la 'pologuerrilla' van a tomarse el poder". (algo muy similar dijo una señora en la W el lunes pasado).
Aquí no hay sorpresas, la doña hasta hace poco se sintió libre de volver a su finca y le tiene pánico a que un mico con traje se la expropie. Lo triste del cuento es que, en el contexto del ajedrez político, esta señora tiene algo de razón. Chávez tiene ahora una posibilidad inédita para construírse un nombre en Colombia y, con esto, apadrinar candidatos para intentar anexar a nuestro país a su proyecto totalitario. Lo más triste es que si Chávez fracasa la derecha va a responder con un reflejo de espejo, haciendo exactamente lo mismo pero con los lados volteados. Ya hablan de un tercer mandato de Uribe o de una candidatura de Vargas Lleras (de hecho se de buena fuente que ese es el proyecto oficial de Cambio Radical para 2010). Es más, yo no descartaría en lo absoluto una candidatura presidencial conservadora, el partido azul es —desgraciadamente— un gigante que aunque viva amodorrado sigue siendo un gigante (apuesto a que Jorge Leyva va a ser la gran sorpresa en la carrera por la Alcaldía de Bogotá).

Pero, ya sabemos, el centro del problema no es ese. Los secuestrados, como siempre, son otra oportunidad para echar a andar la ruleta podrida de los partidos y de las luchas entre el totalitarismo y el "neoliberalismo" —que como todos las 'neocosas' es de todo menos lo que quiere ser. Dejémonos de pendejadas, para la gente que toma las decisiones en este país el intercambio no tiene nada de humanitario. Ni para Uribe, ni para Chávez y sus secuaces, ni para el Partido Comunista, ni para las FARC. Aquí lo que hay es un mercado de poder instalado en una plaza macabra, en la que los secuestrados se hastían de comer mierda mientras su dignidad humana es otro de esos artículos que unos venden para quedar bien y otros compran para usarlo de corbata.

16.8.07

Yo entiendo que la racionalidad colombiana pueda ser diferente, que pueda basarse en otros criterios de consistencia y que no sea típicamente occidental. Pero el exotismo tiene sus límites, no hay derecho a este par de colombianadas:
Aquí es cuando uno no sabe si reirse o ponerse a llorar. Entre lo hilarante y lo indignante de la situación cabe una pregunta: ¿somos los colombianos inmunes a la lógica? ¿Estamos vacunados contra el sentido común? Eso parece.

Adenda:
Un consuelo: ese mal no se sufre sólo en Colombia.

27.7.07

Premisa 1: Los paramilitares matan gente cortándola a pedacitos.
Premisa 2: La sedición es un delito político porque puede ser entendida como un acto político.
Premisa 3: Para Uribe, los 'paras' son sediciosos.
Conclusión: Para Uribe, matar gente cortándola a pedacitos es un delito político porque puede ser entendido como un acto político. Siempre y cuando las víctimas sean sindicalistas, indígenas, miembros de la UP o simples librepensadores, claro está.

23.7.07

¿Acaso era una sorpresa? Claro, al cura Rozo lo exoneraron, el hombre es inocente y, hasta donde yo se, eso quiere decir que para la Iglesia el sujeto hizo un video echando carreta y confesó una mentira, porque no hizo nada. En otras palabras, para el Vaticano Rozo era un santo curita que, contrario a lo que afirman los herejes que dicen ser sus víctimas, no se pasaba las noches masturbando y besando niños sino rezandole el Rosario a una Vírgen refundida en las sábanas del santoral.

Más allá de la discusión sobre la conveniencia o no del celibato para los curas católicos —yo no me meto en las casas ajenas sin permiso—, esta salida de ojos ciegos no es nueva en la larga historia de —estas sí— herejías de esta sagrada institución. Sagrada porque nadie la toca y nadie la mancilla, porque como su profeta es omnipotente e indestructible. La Iglesia ahora puede, con su santa varita mágica, borrar hechos del pasado así sus víctimas y sus actores los recuerden. Acaba de revelarse otro de sus santísimos misterios, con todo y que hacer magia era (y quiere volver a ser) herejía.

La verdad es que el delito prescribió, al proceso se le vencieron sus términos y, de acuerdo con la ley canónica, el cura Rozo no puede ser juzgado. Pero da igual, es como si la Iglesia hubiera decretado que eso nunca pasó. Para las víctimas que nunca van a ser reparadas es como si sus cicatrices psicológicas fueran producto de una herida que nunca les causaron. Y para la misma Iglesia es una vergonzosa tapada de cara ante una sociedad que, afortunadamente, ya no respeta la infalibilidad del dogma ni de sus defensores.

PD: Y los conservadores callados...

22.7.07

Nunca antes Internet había sido un actor político tan contundente. Acostumbrados a que los medios dictaran una gran parte de los temas importantes de las campañas, los políticos llevan muchos años aprendiendo los trucos que hay que tener bajo la manga para ganar las elecciones. Ahora están esperando que la revolución YouTube no los coja con los pantalones abajo.

Lo que ocurre es que, con motivo de las primarias de los partidos Demócrata y Republicano estadounidenses de cara a las presidenciales del año entrante, CNN y Google pidieron a los ‘youtubevidentes’ norteamericanos que enviaran sus preguntas en video a los candidatos para que estos las respondan en un debate. De todo han recibido. Tres jóvenes vestidas de avestruz preguntan si los candidatos van a reformar la seguridad social; otro estudiante recién graduado que acaba de ser aceptado “en la universidad de sus sueños” pero que no puede pagar hace un gran montaje para preguntar qué harán los candidatos para hacer la educación universitaria más económica.

Según el New York Times, “algunos analistas politicos dicen que YouTube podría forzar a los candidatos a que dejen de ser tan artificiales, puesto que saben que sus verdaderas personalidades saldrán a la luz pública de todos modos”. El diario neoyorquino califica estas elecciones como “en formato de reality”, y todo esto gracias a que los ojos de Internet son los ojos de todo el mundo, pero su memoria es mejor que la de cualquiera. Así como Edgar se cayó, todos —absolutamente todos— nos reímos en su momento y el torpe gordito se volvió famoso, los políticos ahora no pueden darse el lujo de caerse para que el mundo se ría de ellos, o lo que es peor, no los elija.

Además, sabemos que la dinámica de Internet es diferente a la vieja y conocida movida de la ‘tele’. En el mundo de lo virtual las cosas se mueven de otra forma; la pregunta es si la política también empezará a hacerlo. Mi generación está acostumbrada a ver campañas electorales que han sido diseñadas para la televisión, lo que ha significado que los temas que inundan los titulares de los noticieros son los que, al final, terminan siendo importantes para los electores —y poniendo y quitando presidentes, alcaldes y congresistas. Esta forma de ver las relaciones entre medios, audiencias y política se denomina agenda-setting.

¿Será que, con el tiempo, los temas “importantes” van a ser los de las etiquetas de los blogs y los de los videos destacados de YouTube y compañía? El de ahora es un pequeño experimento que aún tiene mucho de televisivo, las preguntas que se les mostrarán a los candidatos serán elegidas por CNN. Esto puede significar que los temas de los titulares de los noticieros de Mr. Turner sean los que se pregunten. Pero a futuro, ¿impondrán YouTube y los blogs su propia agenda? O, por el contrario, ¿acabarán con el agenda-setting? Habrá que ver. Las elecciones de alcalde pueden ser un buen laboratorio.

10.7.07

No todos los tedios son iguales. Hay unos que se curan limpiando las telarañas y moviéndose un poco. Esos no son más que el resultado de advertir que hay un poco de polvo en la superficie de la existencia; y se solucionan simplemente pasando la bayetilla por donde hace rato no pasaba nada.

Otros tedios no son sólo cuestión de polvo sino de óxido. Son esos en los que las cosas que antes nos ponían a funcionar ahora no lo hacen, en los que de repente el mundo queda confinado al más pálido de los grises, a la más lisa de las sensaciones y al más insípido de los olores. Ahí es cuestión de examinar el corazón, ajustarlo, aceitarlo y probarlo nuevamente. Por lo general esas reparaciones terminan por no ser únicamente correctivas, también acaban por mejorar la válvula del vivir.

Pero hay un tedio que es producto de no pasar la bayetilla por la superficie ni llevar el corazón al mecánico. Es ese en el que hay un coma existencial y ya nada funciona, en el que el polvo ha acunado a los más voraces ácaros comedores de almas y el óxido ha corroído hasta los más importantes mecanismos de sobrevivencia espiritual. De repente el corazón no responde a las vueltas de tuerca y se intuye que hace falta algo severo, pues no quiero morirme de corrosión. No quiero morirme de tedio porque nada es como antes y todo es peor, porque soy todo lo que odiaba ser y ya no tengo nada de lo que tenía y me tranquilizaba. No quiero vivir sobreviviendo, luchando para no ahogarme por no saber nadar en las aguas mansas pero perniciosas de la desazón.

8.6.07

Hace como 7 meses le prometí un guión a una amiga para un corto argumental. No lo he terminado. Me da miedo no ser fiel a mi idea, me da miedo que una historia en la que se mueva el corazón y la conciencia de una persona no sea mucho más que un mal intento de contar un relato en el que la mitad de las cosas no pasan sino en el interior de una mente perturbada y a la vez ilusionada que se debate entre la tristeza y la alegría como un comensal se debate entre sus dos platos favoritos.

Sin embargo, ver Satanás me dio ánimos para terminar. Me mostró que esa clase de sensaciones, esa clase de amarguras, confusiones, esperanzas y miedos de todos los días pueden verse a través de una cámara. Me mostró que pueden mostrarse, que la gente puede entenderlos y salir de cine con la conciencia perturbada por la crudeza que puede tener una vida que de un momento a otro deja de ser normal.


Ese es el gran mérito de esa película. Puede llevarlo a uno por la montaña rusa de la desgracia, puede mostrar cómo alguien se vuelve asesino viviendo en su apartamento y comprando leche en la tienda. Puede hacerle entender que la carne de la que todos estamos hechos puede ser profundamente débil y profundamente despiadada cuando quiere.


Por supuesto, hay cosas que mejorar. El cine colombiano sigue teniendo su eterna tara con el sonido, que en esta película se satura por momentos y se vuelve desagradable. Igualmente, hay partes que se quedan en un mero intento por mostrar cosas que al final no se muestran. Sin embargo, hay que alabar que la parte visual en general es muy limpia y que la fotografía está muy cuidada, que la película tiene una buena estructura narrativa y que el guión no se fractura y no pierde su contundencia en ningún momento. Pero, por encima de todo, hay que alabar que el cine nacional se está atreviendo a contar las historias que este país esconde detrás de las paredes. Y se está atreviendo a contarlas como merecen ser contadas, sin temer hacerle daño a la conciencia del espectador.

Ví:

Satanás: 4,2/5.

7.6.07

Uno a veces camina con la cabeza gacha, sin ganas de sentirse parte del mundo. El problema es que cuando uno levanta la cabeza sólo ve cabezas gachas cavando en la intimidad del pavimento. El mundo que se joda.

Uno a veces se siente útil, hábil o bello. Y se pone a ver y no, uno no es lo suficientemente habilidoso ni lo suficientemente sexy como para hacer la diferencia. Lo más triste es que, sigue uno mirando y se da cuenta de que la gente que hace la diferencia simplemente quiere hacerla. Y lo logra.

A veces uno se siente solo y levanta la mirada como tortuga hambrienta saliendo del caparazón. Se da cuenta de que muchos pasos de tortuga son una eternidad y que el desierto no era como uno creía.

A veces me siento demasiado común.

Escuché
Arcade Fire - This Must be the Place

22.5.07

Buenas. Aquí paso a dejarles una invitación. Se mostrarán dos trabajos en los que participé, un corto argumental del cual escribí el guión y un documental que produje. Se les espera.

5.5.07

A algún cobarde radicado en Buenos Aires, que se conectó a No al silencio con la IP 201.231.129.136 el 4 de mayo a las 11:03 PM (hora colombiana), le pareció chévere perder su tiempo insultándome con arengas de adolescente colombiano estúpido en la cajita. La verdad, no me importa: yo no peleo con cobardes.

Si me conoce y tiene algo contra mí, supongo que sabe dónde encontrarme y decirme todas las estupideces que escribió. Si no, le pido el favor de que no sea tan desocupado y deje de perder su tiempo escribiéndome las cosas que le dicen en la calle. Habemos quienes usamos internet para cosas diferentes a esconder nuestros calzoncillos cagados y nuestras frustraciones sociales.

Por ahora, la cajita queda excluída de todos mis blogs. No creo que el resto de mis lectores venga a alguno de mis espacios a leer los insultos de un pobre desadaptado.

1.5.07

En este momento él está gritando frente a un micrófono, ametrallándolo a razón de 3 o 4 palabras por segundo. Por la ventana están entrando los chillidos de una madre parturienta que está sacando el susto de sus entrañas. Es curioso, él grita cuando ella lo hace.

Seguramente alguien, una dama de dedo parado o un veinteañero esnobista, está viendo el partido y haciendo cara de fastidio. Muy seguramente otra persona, un oficinista cansado o un estudiante en parciales, viene en un bus de camino a su casa. El radio del bus está, como siempre, a todo volumen. Su dial está, como siempre, en el 100.9 de la frecuencia modulada. Los cuatro están escuchando a (y fastidiándose de) la misma persona.

Esa persona, cuya voz ha escuchado todo aquel que se precie de ser colombiano, está al frente del pelotón más odiado de la televisión nacional: los narradores de fútbol. Esa persona impuso el más chabacán de los estilos. También subió los índices de ignorancia más de un poquitico con sus frases corronchas y su pésima pronunciación del inglés y del francés, pero sobre todo del alemán. Esa persona, además, le hizo creer al colombiano promedio que cualquier idioma se puede pronunciar embolatando un poco la erre y enredando un poco la lengua. Por personas como esa es que estamos como estamos, como cabras tirando pa’l monte.

Pero a mí me cae bien.

¿Quiere saber por qué? Lea la BlogJuan de este mes, la revista que todo blogger (y todo no-blogger) quiere leer.

25.4.07

"Eran personas de edad que llevaban en camiones, vivas, amarradas (...) Se repartían entre grupos de a cinco (...) las instrucciones eran quitarles el brazo, la cabeza... descuartizarlas vivas"
El Tiempo, martes 24 de abril de 2006.

La crueldad de los nazis era instrumental. Su odio contra la raza humana no era la razón fundamental para que sus métodos fueran tan crueles, simplemente la crueldad insensibiliza y quita el malestar del asesino. La crueldad era garantía de efectividad, su empleo era un medio para el desarrollo exitoso de la empresa antisemita(1).

El mal era banal para ellos(2). El objetivo de la crueldad, del descuartizamiento, de la tortura y del asesinato no era el mal mismo sino la compleción de la tarea encomendada por Hitler y diseñada por Eichmann.

Yo me pregunto si en la empresa de acabar con la izquierda en Colombia, bien sea mediante argumentos tendenciosos o motosierra, la crueldad es instrumental y el mal producido es meramente banal. Yo me pregunto qué demonios tienen que ver los ancianos campesinos que se llevaban amarrados en volquetas con Tirofijo o con Petro. ¿Es esa crueldad meramente instrumental? ¿Había que hacer 584 ensayos para que la descuartización definitiva, la de Carlos Gaviria o Tirofijo (que para ellos vienen a ser más o menos la misma persona) no fallara? ¿Estos asesinos simplemente creían que le estaban haciendo un bien al país torturando ancianitos?

No creo, es demasiado estúpido creer algo así. Esto nos lleva a una conclusión: los paras son peores que los nazis. Los segundos al menos torturaban como un medio para llegar a un fin macabro; para los primeros la tortura es un fin en sí mismo. Y si Israel permitió la pena de muerte durante 24 horas para aplicársela a Eichmann, no veo por qué Colombia no pueda hacerlo para aplicársela a Mancuso, Jorge 40 y sus secuaces. Al fin y al cabo aquí lo único que falta para eso es que firmen un decreto.

(1) Glover, Jonathan (2002). Humanity: A Moral History of the Twentieth Century. Disponible en este link (toca pagar).
(2) Arendt, Hannah (1963). Eichmann in Jerusalem. A Report on the Banality of Evil. NY, Penguin.

9.4.07

Hoy es nueve de abril. Hace 59 años ocurrió algo que, como no, ocurre todos los días en nuestro país: un asesinato que quedó impune. “Pues ni modo”, pensarán todos, “uno más, uno menos, qué carajos. ¿Cúcuta seguirá primero en la tabla? Ojalá ya empiecen los deportes en el noticiero”.

Sí, Cúcuta sigue primero en la tabla. Y en la web de el único diario nacional de este país hay un espectacular reportaje sobre la casa de la bellísima (y tontísima) Katty Porto. Y Britney Spears reapareció con una peluca en un partido de baloncesto. Etcétera, etcétera. Si acaso por ahí queda un poco de espacio entre la agenda farandulera de nuestros hermosos medios, saldrá que hoy seguramente mataron a alguien en algún pueblo. A lo mejor un reportero de esos que más o menos se mueren de hambre fue y sacó una noticia, pero no le publicaron las veinte líneas que tenía su nota. A lo mejor le apareció un nuevo hijo a algún cantante de pueblo. Esas cosas si venden periódicos.

Hoy sobre la carrera séptima está la mejor metáfora que he podido ver sobre la historia de nuestro país. Hay una lista de asesinados sin asesino en el piso. La gente pasa y los pisa, no les importan. Tienen afán, toca sobrevivir.

Así pasa con los muertos. No nos importan. Tenemos afán. Nos toca sobrevivir. Por eso será que son tantos; porque ya no nos pesan.

12.3.07

Como todos los días, hoy pasé por el Centro Internacional. Venía prevenido, esta mañana había escuchado el rifirrafe de declaraciones por la radio y eso, entre otras tantas cosas, me tenía pensando. Ya no era sólo el viejo dilema de la verdad de los políticos (del que prometo un post algún día) ni el grotesco arrodillamiento de Uribito con la mano en el pecho tarareando (porque ni se lo sabrá) el himno de la que él va a convertir en nuestra patria. Era algo más.

La niña que escribe bonito me quitó las palabras de los dedos, así que pueden tomar como mías todas y cada una de sus letras. Pero lo que más me preocupa no es precisamente la incoherencia de algunos de quienes como yo vemos en la izquierda una salida viable y necesaria al futuro de este país. Me preocupa que, a punta de la rabia y el resentimiento que toda la vida han sido el lunar peludo en la frente de este país, ellos crean que están haciendo algo políticamente correcto -no en el sentido ñoño del término, más bien en el sentido literal.

Es que es necesario que a uno no le guste Bush, pertinente que a uno no le guste Uribe, aceptable que uno crea en la izquierda y discutible que uno crea que debamos ser una república bolivariana. Es inadmisible, en cambio, no saber protestar y hacer la pendejada que se hizo el domingo. ¿Qué se saca? ¿Para qué sirve? Romper unas vitrinas y quitarle un pelo al gato asegurador colombiano, pero nada más. Bush se comió su ajiaquito y habló de caballitos, rajó de los liberalcitos y de los ateítos y se divirtió un poquito con su amigo Uribito. Nos llenamos de tombos y se llenaron de miedo, pero nada de lo que se quería impedir se impidió: Bush sigue vivo, campante y mandando a matar gente. Justo como el sábado.

La derecha se solazó y lanzó todos los ataques que le vinieron en gana, la gente que anda en carretera se sintió cada vez más de acuerdo con la retórica fascista del presidente -claro, esta vez la razón los asistía- y a los que no creemos en él nos tocó ponernos a dar explicaciones. No creo que tirar piedras sea la mejor forma de ganar adeptos, creo que es una buena forma de perderlos o al menos de ponerlos en problemas. No señores, así no se protesta. No vamos a lograr nada si no les hablamos al oído, si no les decimos cosas que les interese oír, que les gusten. Y a nadie le gusta que se le caguen encima.

PD: Si alguien tiene o sabe donde conseguir la foto de Uribe con la mano en el pecho cantando el himno de los Estados Unidos, por favor dígamelo. Se le agradecerá infinitamente.
PD2: Que le quede claro a la derecha que estar en contra de Bush NO es estar contra Estados Unidos ni contra su gente. De hecho me parece un país fascinante en el que planeo estar parte de mi futuro cercano. Lo que pasa es que uno no puede confundir el amor al arte con la estupidez, es decir, uno no puede hacerse el ciego creyendo que todas sus ilusiones y todas sus opiniones son perfectas, ni que todo lo que uno quiere es absolutamente defendible.

8.3.07

Buenas. He corrido con la buena suerte de que se me haya publicado una crónica sobre el Flashmob de Transmilenio, el cual ha sido reportado oportunamente por estos lares.

Aquí les envío el link. Los invito a comentarla, a que me digan si les gustó, si les pareció un asco o lo que sea. De antemano se les agradece.

4.3.07

Bueno, la señorita Montserrat me puso una tareilla memesca de esas que por acá hasta ahora han brillado por su ausencia, así que me dispongo a hacerla. Va así:

En el lugar donde esté en el momento de leer esto, haga lo siguiente: (para que sea espontáneo)

a) Agárrese el libro que tenga más cerquita,
b) Váyase hasta la página 123,
c) Ahora a la quinta oración.
d) Cópiese las siguientes tres oraciones y publíquelas en su blog.
e) Nombre libro y autor, y póngasela de tarea a otros tres.

Así ocurrió:
»— No faltará quien lo traduzca —dijo la italiana. Y cerró el álbum de prisa, colocandolo después en su regazo y oprimiéndolo contra su cuerpo, como quien abraza estrechamente.
»Hablamos de muchas cosas, unas relativas al sonambulismo y otras no; pero yo no quise aludir a los sucesos de la víspera, y ellos tampoco hablaron de tal escena.

Leopoldo Alas, «Clarín». "Superchería", en «¡Adios, Cordera!» y otros cuentos. Barcelona: Crítica, 2001.

Los que siguen son:

23.2.07

No me había pronunciado antes contra el ataque del que han sido objetos varios blogs por una sencilla razón: no sabía que efecto iban a tener en la blogósfera. Ya lo se, parece que por fin se encontró un enemigo en común. Eso es bueno aunque un poco triste, porque me parece que muestra que la gran mayoría de bloggers no sabe lo que tiene entre manos. Pero bueno, ese es un problema menor dada la oportunidad que tenemos como comunidad de mostrarnos y de mostrar que no somos tan débiles.

Ojalá lo logremos. Pueden contar con todo en lo que yo les pueda ayudar, con conocimientos básicos de informática y mínimos de derecho. Por ahora, me adhiero al manifiesto de Víctor Solano, "soy libre, soy blogger". Porque esa es precisamente la idea de que alguien que tiene que buscar su vida en la calle le dedique una parte de su vida a escribir para ver si alguien se anima a leer: sacarse las ataduras y la falta de libertad que la gran prensa y la gran sociedad imponen, sin importar que lo que se vaya a decir sea de un ala o de la otra, o absolutamente importante, o completamente intrascendente.

Tenemos el derecho a decir lo que se nos de la gana y ningún idiota escondido detrás de un teclado nos lo va a quitar. Yo por mi parte haré todo lo posible por no dejarme y por evitar que otros se dejen.

Vea tambien:

15.2.07

El buen periodista es la persona que corre en sentido contrario a la multitud, acercándose a lo que hace que la turba huya despavorida, a eso que quieren saber pero les da miedo averiguar. Es aquel que no tiene derecho a desistir frente las aporías que toda búsqueda de respuestas conlleva, es el que no puede rendirse.

No es el traficante de influencias, el que sabiendo que puede mentir con coherencia lo hace -todos los periodistas sabemos como mentir, sólo los mejores no lo hacen. Tampoco es el que trabaja para ejercer el poder que su credibilidad le da. No es el que lanza acusaciones a personas distintas midiéndolas con varas distintas, ni el que busca como perro sabueso la historia que lo muestre como una estrella deslumbrante. El periodista por definición no es el que brilla, sino el que hace brillar. Lo contrario sería como si el espectáculo central del circo fueran las carpas y no los leones.

A algunos nos gusta hacer lo que llaman 'literaturizar' la vida. Buscar las metáforas, poner las cosas de la calle en palabras bonitas y sacrificar un poco su claridad. Pero eso es una maña que a veces tiene como resultado un texto hermoso, es una buena maña pero no necesariamente es buen periodismo. La vida de alguien puede ser increíblemente literaria pero publicarla puede ser muy poco ético. Un dictador es un buen ejemplo.

La cuestión no es de forma sino de fondo. Tampoco es de medio, no sirve de nada tener un programa de radio glamoroso que se oiga en medio mundo ni un blog en el que hablar de periodismo sólo signifique repetir lugares comunes. La cuestion es de un fondo tal que un buen periodista es un buen demócrata.

10.2.07

"Aquí un grupo grande de jóvenes está tomándole fotos a las instalaciones, a los policiales. Esto no puede ser, espero instrucciones"

El agente de policía que se apareció durante el flashmob de Transmilenio no volvió. Esas eran sus palabras llenas de miedo, éramos demasiados como para prohibirnos usar la cámara. Le daba pánico que le pudiéramos decir que no jodiera. Tal vez por eso no volvió. O tal vez le dijeron que no fuera tan pendejo, que no podía hacernos nada por tomar fotos y que no le iban a dar el domingo libre si nos detenía, que éramos inofensivos o que dejara así a ver que pasaba. Y no pasó nada, seguimos tomando fotos, recochamos un rato y nos largamos.

Fue muy bacano convertir a la estación de los Héroes en uno de los lugares más fotografiados de la historia de Bogotá. Yo nunca había estado en un flashmob y allá perdí esa virginidad, por ahí vi caras que supuse conocidas y que ante la falta de certeza tuvieron nombres imaginarios; supongo que alguien creyó también que yo era Jose el de No al silencio y no se atrevió a preguntar. Supongo.

Si alguien fue por mi invitación, se le agradece. En todo caso, fue muy muy bacano.

Ahí van las fotos (hagan clic para ampliar):






3.2.07

Nos vemos allá. Entre tanto, un link para que lo vayan pensando.

23.1.07

Definitivamente los bogotanos no saben lo que quieren. En las épocas de Peñalosa la gente era encantada en los días sin carro. Las señoras sacaban los perros de la cartera y le pedían al paseador que se tomara el día libre, que no se preocupara que igual se le iba a pagar el mes completo. Salían orondas, ataviadas al mejor estilo health-club sacaban a los perros mientras desfilaban por las calles con sus gafas oscuras y sus tenis de marca. Sus maridos, progresistas ellos, se vanagloriaban de que al fin íbamos a tener una ciudad con transporte masivo, una ciudad moderna, limpia y bonita. Una ciudad de la cual no avergonzarse.

Cinco años después, esas señoras ya no salen sino en su carro -debe ser por eso que les están saliendo llantas y bananos. Además, los perritos ya no salen de las carteras de sus damas. Todo por culpa de Lucho, porque el tráfico está terrible, porque los sindicalistas no saben gobernar, porque a Julito no le gusta Lucho y palabra de Julio es palabra de Dios, porque le ganó a su “buen amigo Juan Lozano”, porque sí y porque no. Los señores ya están deseando que Pacho Santos se lance a la alcaldía para ver si “en Bogotá empezamos a hacer las cosas bien, como en el resto de este país”, mientras ven cómo compran un carro para sus hijos y llenan su garaje de autos, uno para cada miembro de la familia.

¡Sorpresa! Lucho está emulando lo único que hizo bien Peñalosa en todo su mandato: desestimular el uso del automóvil particular. El problema es que, según parece, a él no le hacen caso mientras que a su contraparte lo escuchan con los oídos abiertos. Pero cada cual tiene derecho a oír lo que le venga en gana –o a escoger al que le dice a quién pararle bolas- y por ende todo el mundo puede hacerse el sordo o el ciego, o las dos cosas si bien quiere.

El año pasado (2006) fue testigo de la entrada de aproximadamente 190.000 autos nuevos a las calles colombianas, de los cuales una gran cantidad -me atrevería a decir que no menos de 50.000, aunque agradecería una cifra respaldada- han sido comprados y utilizados en Bogotá. Como quien dice, nos ganamos 50 trancones nuevos.

¿Y quienes compran carro? Los que lo pueden pagar. Los que no pueden darse el lujo de guardar el carro dos veces a la semana porque no conciben su vida montando en transporte publico. Los que, con esa actitud absolutamente anticívica, están dañando con el culo lo que su héroe de la política local intentó hacer con las manos.

Hay algo que no queda claro aquí; creo que los furiosos detractores de Lucho nos deben una explicación al resto de los ciudadanos. ¿Cuál es el problema con la guerra al transporte privado? ¿Les molesta mucho que un alcalde tenga el descaro de pensar en el resto de nosotros, los que andamos en bus o en Transmilenio? Por favor, explíquennos que no entendemos.

16.1.07


Eso sí que es leer entre líneas. Si alguien conoce a la autora de este vídeo (que se hace llamar 'jupiterianisima' en YouTube, por favor dígamelo.

1.1.07

Esta mañana abrí los ojos con pereza y miré mi celular en busca de una llamada perdida o de un mensaje de texto que me hiciera creer que te importo. No estaba, ya lo sabes. Anoche te llamé para desearte un feliz año, como te dije que lo iba a hacer. Estaba apagado, también lo sabes.

Lo que no sabes es que ayer tenía puesta tu bufanda, esa que te prometí que te iba a devolver oliendo a lo que hueles cuando me hueles. Lo que tampoco sabes es que convertiste mi cuarto en un templo tuyo. Todo me hace recordarte: las mochilas, las cortinas, los libros, las sábanas y las ventanas. Hasta el sol que se mete todas las mañanas a joderme el sueño. Ese mismo sol del que te quejaste el día que te vi amanecer, dormida o haciéndote, a mi lado. En mi cama. El mismo día que perfumaste mis cobijas y corriste mis cortinas. El mismo día que creí que podría quererte como no he querido a nadie.

Pero yo no aprendo. No aprendo que no se puede esperar nada de nadie. Y aquí estoy, escribiéndote algo que nunca vas a leer. Esperando una llamada que nunca va a llegar. Sólo que en mi caso no hay cartero que me diga "el imbecil no tiene quien lo llame". Me toca convencerme solo; aún no lo logro.